La Arena Oasis, situada en las entrañas del hotel del mismo nombre fue escenario de un evento  único, emotivo y vibrante, cuando más de mil quinientas personas se entregaron materialmente al gran Muhammad Ali, en una ceremonia largamente esperada con la que se inauguró la Convención 50 del Consejo Mundial de Boxeo, y en la que fue incluida en lugar principalísimo la coronación del ex campeón mundial de peso completo, como el rey del boxeo de todos los tiempos.
Poco antes de eso y tras un baile muy mexicano ofrecido por elementos del Ballet Folklórico de Amalia Hernández, se procedió a la presentación de la junta de gobierno y todos escuchamos  la magistral interpretación del Himno Nacional mexicano en voz de Marco Antonio Muñiz.
A partir de ahí se inició el capítulo de esta historia que todos esperábamos.
Ahí estaba él, entrando de la mano de su esposa, sus  pasos eran acompañados por una ovación que parecía interminable. Sentado en su trono, Alí parecía disfrutar de la ceremonia, y atento escuchó el coro de los niños maya, quienes entonaron el ya tradicional “We are the World”.
José Sulaimán, presidente del WBC conmovió aún más a los asistentes, sus palabras no salían de su boca sino del corazón, su más grande ídolo estaba de nuevo frente a él, después de 15 años de no verlo.
“Muhammad Ali es el gran héroe de todos los tiempos y este reconocimiento como el Rey del Boxeo Mundial, es un acto de alta devoción”.  Las últimas palabras que dedicó a su “casi hermano”, sonaban entrecortadas, Don José había sucumbido a la emoción, esa misma que lo llevó a abrazar y besar a Ali.
Tocó el turno de Vitali Klitschko, el actual titular pesado, su mirada lo decía todo, de manera paradójica dos grandes campeones del pasado y el presente se fusionaron en un instante único.  Klitschko tomó el micrófono para agradecer al WBC el ser parte de la coronación de su ídolo y ejemplo a seguir. Ese hombre que lo hizo soñar con el cinturón verde y oro, ese boxeador que lo inspiró para ser un digno campeón del mundo.
El momento cumbre fue cuando llegaron Julio César Chávez y Saúl Álvarez cargando la capa de Muhammad Ali, Sergio Mártinez  con el Cinturón de Diamante del WBC y Jean Claude Biver (presidente de Hublot)  y Vitali Klitschko la corona que sería el toque final del acto.
El “Rey del Boxeo Mundial” se mostraba emocionado y agradecido, su rostro lo reflejaba a pesar de su condición.
Con especial atención observaba su corona, trataba de leer la leyenda inscrita: Muhammad Ali Rey del Boxeo Mundial y en un gesto único él mismo intentó ponerse nuevamente su corona.
Una respetuosa ovación, que sin caer en el frenesí cimbró la Arena Oasis fue el reconocimiento  que el mundo del boxeo  le dio a esta leyenda.
Y llegó el final de aquello, Alí se puso de pie ayudado por su gente caminó hacia la salida y en un gesto inesperado nuestro presidente José Sulaimán le tomó la mano derecha  y lo besó en señal de admiración, cariño y gratitud.
En suma un acto que quizá ninguno de los presentes podrá olvidar.

 

Fuente:  suljos.com/wbcVers/index.php