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COMO CASSIUS DESCUBRIO EL BOXEO

18/01/2015 - 12:54:29

 

 

Cómo Cassius descubrió el boxeo

Muhammad Ali cumple 73 años. Esta es su niñez y cómo  llegó a ser el más grande

Por Carlos Irusta
ESPN.com

17 de enero de 2015 --- BUENOS AIRES -- El chico, llorando, se paró frente al hombre, quien lo miró, comprensivo. "Me robaron la bicicleta y quiero que me la busque. Y quiero vengarme del que lo hizo", dijo, hablando rápido, casi sin respirar.

AP  La histórica pelea con Joe Frazier, por el título mundial de los pesados, en 1971

"Si querés vengarte, sería bueno que primero me digas si sabés pelear", le dijo el hombre. "Yo puedo enseñarte..."

Aquella tarde del año 1954, el encuentro entre un niño afroamericano -en esa época, eran, despectivamente mencionados como negros- y un policía blanco fue una especie de símbolo.

El niño había nacido en el Hospital General de Louisville, a las seis y media de la tarde el 17 de enero de 1942. Un mes antes -exactamente el 7 de diciembre de 1941-, Japón había bombardeado la base naval norteamericana de Pearl Harbor, en Hawaii. Al día siguiente, el presidente Franklin Delano Roosevelt firmó la declaración de guerra de los Estados Unidos...

Por aquella época, la familia Clay vivía en la calle 1121 West Oak de Louisville, Kentucky. El primogénito -Cassius Marcellus-, tuvo compañía un año después, ya que el 18 de julio del año siguiente nació su hermano, Rudolph Arnett quien luego, por decisión de su padre, pasó a llamarse Rudolph Valentino.

Eran aquellos los tiempos en que los blancos y los negros vivían en mundos separados, que se mezclaban solamente en ciertas circunstancias. "Cuando yo era chico", decía el padre de la familia, que también se llamaba Cassius, "todos los días se leía en el diario que habían linchado un negro o que había quemado vivo a un negro. ¿Cómo podía sentirse uno entonces frente aun blanco?"

El tema racial fue, en todo momento, parte de la familia. De hecho, el niño iba a recordar, muchos años más tarde, un incidente que le toco vivir a él.

"Mi mamá, Odessa, me había llevado a pasear el centro. Yo tenía sed y entramos a un negocio de "Todo por 10 centavos". Mi mamá le pidió a la empleada, que era blanca, un vaso de agua para mí y la mujer le dijo que, si me servía el agua, iba a perder su empleo. Nunca me olvidé de esa situación".

Había baños públicos para blancos y para negros y en los ómnibus, si no había asiento para los blancos, los negros tenían que levantarse... o bajar y seguir a pie.

Odessa Grady Clay fue siempre una madraza. Por sus venas corría sangre irlandesa, por lo cual, a veces, el color de su piel se volvía ambivalente. No distinguían bien si su piel era oscura para ser blanca o clara para ser negra. De hecho, para el joven Cassius, era una prueba innegable de que en su descendencia había también "sangre de violador: esa sangre blanca nos debilita. Cuando éramos más oscuros, éramos más fuertes y por supuesto, más puros".

Odessa llevaba un pequeño anotador y en él, fue escribiendo las características de su hijo mayor... "Es muy inquieto. Nunca se queda sentado. Si lo pongo en un andador, se para y mira atentamente todo alrededor. No juega con juguetes. Cuando empezó a caminar, lo hizo en puntas de pie, y en puntas de pie caminó tanto tiempo, que el padre empezó a sospechar si el chiquito no quería imitarme a mí caminando en tacos altos. Hasta dudó de su masculinidad".

Cuando comenzó a balbucear sus primeras palabras, repetía "Gee, gee", así que con los años lo vieron como una premonición: parecía querer decir "Golden Gloves" (o sea el clásico torneo de los "Guantes de Oro")."Le gustaba treparse a un árbol de manzanas cada vez que podía. Y, para asustarnos, se tapaba con una sábana y andaba gritando por la casa, como si fuera un fantasma", recordó la madre. "Yo lo llamaba "Gee Gee" y él me decía "Bird" (pájaro) y me prometía que un día me iba a hacer muchos regalos..."

"Nunca se enfermó demasiado", escribió Odessa en su cuaderno de notas. "Solamente una vez cayó con rubeola y varicela al mismo tiempo. Nunca supe que un chico se enfermara de las dos cosas al mismo tiempo. Hasta en eso siempre fue distinto a los demás"

Cassius, el padre de la familia, no era tampoco un hombre común. Cuando estaba sobrio, era divertido, parlanchín, cantante, y hasta una especie de actor, que necesitaba siempre llamar la atención, ser el eje de las reuniones. Pero... cuando bebía, su carácter se ponía agresivo y más de una vez, la pobre Odessa pagó las consecuencias.

Según el prestigioso periodista Jack Olsen, de "Sports Illustrated" y uno de los que mejor retrató aquellos tiempos, Cassius padre, nacido en Louisville en 1912, había estado siempre metido de alguna manera en la violencia. "Tres veces por lo menos, Odessa debió recurrir a la policía -contó Jack Olsen-, para pedirle que la protegieran de su marido. De hecho, a su prontuario se agregaron riñas callejeras, conductas desordenadas y manejo irresponsable. Aunque nunca lo dijo en forma pública, su hijo mayor creció en medio del temor por la conducta de su padre".

Cuando se conocieron, Odessa tenía apenas 16 años y él 21. El apellido de él, Clay, venía desde muy lejos: Cassius Marcellus Clay había sido un defensor de la emancipación de los esclavos. Mientras los abolicionistas propugnaban la libertad inmediata, los que seguían la línea de la emancipación preferían un camino más gradual, dentro de la ley. Dos de sus esclavos -Jonathan y Sallie- decidieron tomar su apellido: de ellos, descendió el resto de esa familia...

"Los Clay estamos orgullosos del apellido, porque el hombre siempre peleó contra la esclavitud", decía Cassius padre. Y entre otras cosas, "el hombre" fue embajador de Abraham Lincoln en Moscú y hasta negoció la incorporación de Alaska a los Estados Unidos.

"Tuvo tiempo, a los 93, de rechazar a unos ladrones en su casa pegándole un tiro a uno y un cuchillazo a otro. Poco después murió pacíficamente en su cama", cuenta el escritor Bob Mee en su libro "Ali y Liston, el chico que iba a ser rey el Oso Feo".

Si Cassius padre era afable y simpático cuando estaba sobrio y agresivo cuando bebía, también tenía una faceta casi artística. Pintaba cuadros para las iglesias y también era letrista de carteles de negocios. Odessa, a su vez, aportaba un poco de dinero con trabajos domésticos y de cocina. Nunca fueron pobres en el sentido estricto de la palabra.

A veces, el padre era ayudado por sus hijos. Un día, el joven Cassius le preguntó: "Papá... ¿Alguna vez llegaremos a ser ricos?". Y el padre, tocándole la mano e indicándole el color de la piel, le respondió: "Mirá esto, porque por esto nunca vamos a poder ser ricos..." Los negros no tenían demasiadas oportunidades. El boxeo fue una de las actividades que les abrió puertas. Jack Johnson fue el primer negro campeón del mundo, pero debió irse del país por haberse juntado con una mujer blanca. Reinó entre 1908 y 1915 cuando -se dice- se tiró frente a Jess Willard en La Habana.

Se dejó ganar el título mundial de los pesados para poder volver a los Estados Unidos y visitar a su madre enferma. Luego fue a la cárcel por cinco años. Fue un rebelde en todo el sentido de la palabra. "Dios me hizo y rompió el molde", aseguraba. Joe Louis fue el segundo campeón mundial negro de peso completo. Ni hablaba ni sonreía. Era de pocas palabras, pero las decía con mucho tino. El día que tuvo que pelear con Billy Conn, dijo aquello de que "Puede escapar, pero no esconderse". Fue campeón entre 1937 y 1949, tuvo un paso por el Ejército, y fue obediente al "establishment": jamás, por ejemplo, se sacó una foto con una mujer blanca...

En cada victoria suya, los barrios negros de los Estados Unidos estallaban: era una manera de celebrar que alguien de ellos podía ser, también, una gran figura. Nunca se supo bien por qué los hermanitos no aprendieron del todo a leer y a escribir, aunque fueron a la escuela. De hecho, el joven Cassius era disléxico, como lo fueron Alexander Graham Bell, Thomas Edison o Albert Einstein: o sea que tuvo dificultades con la lectura.

"Los Clay compraron una casa de 4.500 dólares en Grand Avenue, en el West End", certifica David Remnick en su libro "El Rey del Mundo". Y agrega: "Era una cajonera con un pequeño patio exterior, en un barrio habitado exclusivamente por negros, pero muy alejado de Smoketown, el barrio negro verdaderamente pobre de la ciudad"

Si los hermanos Cassius y Rudolph tuvieron temores por algún conflicto racial, era algo casi posible y normal en esos tiempos. Como Rudolph le confesó al escritor Thomas Hauser, "Si nos metíamos en el lugar equivocado, podían aparecer muchachos blancos en sus autos para preguntarnos, "Negros, ¿Qué vienen a hacer aquí?" Y ellos siempre tenían la razón, a ellos no les pasaba nunca nada, aunque te agredieran sin motivos. Era mejor ser prudente..."

Pero de lo que los hermanos nunca hablaron -especialmente Cassius- era que los verdaderos y profundos miedos, venían de su casa, y de las peleas y agresiones que presenciaron por parte de su padre.

Cuando Cassius tenía ya 13 años, se hizo célebre el caso de un chico negro de 14, Emmet Till, que fue a Mississippi a pasar unas vacaciones. Como vivía en Chicago, sus patrones de conducta eran menos rígidos en cuestiones raciales. Cuando sus amigos lo desafiaron a hablarle a una mujer blanca, Till entró a un negocio de dulces y saludó a la dueña, la señora Bryant. Hubo quienes dijeron que le tocó una mano. (AP  Muhammad Ali siente que el boxeo salvó su vida)

Lo cierto es que, cuando se enteró el marido, Roy, se fue con su medio hermano, J. W. William, adonde vivía Emmet Till. Le dieron una paliza, le ataron al cuello un ventilador de treinta kilos y lo tiraron al rio Tallahatchie. Identificaron el cadáver por un anillo que era del padre. Los acusados se sentaron ante un jurado compuesto por blancos.

En solamente 67 minutos fueron declarados inocentes. "Sin contar que se tomaron unos minutos de intermedio para tomar un refresco", aclaró un cronista. Aquel episodio, que tuvo gran divulgación periodística, afectó seriamente al joven Cassius.

Para ese entonces, había ingresado a un gimnasio. Fue cuando le robaron aquella bicicleta Schwinn, roja y blanca, en el Columbia Auditorium. Allí enseñaba boxeo el oficial de policía Joseph Elsby Martin, un blanco de 38 años.

Un año más tarde, Cassius apareció en un breve titular del periódico local "Courier-Journal", tras vencer a Donnie Hall, en el cuarto round. Por ese entonces, comenzó a entrenarlo también un técnico de color, Fred Stoner. Con el tiempo, Clay le dio el crédito solamente a Stoner: "un hombre de color, muy pobre, que no se guardaba nada para él".

"Gracias al boxeo pude ser alguien en la vida", contó Clay, años más tarde. "No tenía ningún futuro después del colegio. El boxeo me sacó de la calle y me llevó a una vida sana. El día que escuché una pelea de Rocky Marciano por la radio, sentí que nada debía ser tan importante como llegar a ser el mejor, el más grande, el campeón del mundo, ser la atracción de la gente, ser respetado por todos..."

Cuando Clay se hizo profesional, Joe Martin siguió con su trabajo de policía por 408 dólares mensuales. Nunca recibió una recompensa por sus seis años de trabajo en el gimnasio. "Digamos que fue un regalo que se cayó del arbolito de Navidad" dijo, alguna vez, con una mueca que trató de ser conformista. Cassius finalmente se graduó en la Central High School, a los 18, figuró como el número 376 de 391 estudiantes, pero ya era un amateur varias veces campeón Nacional y Guantes de Oro. Viajó a una pelea en San Francisco, para ganarse el derecho a ir a los Juegos Olímpicos de Roma de 1960.

El vuelo fue muy agitado por una gran tormenta y Clay se asustó tanto que pidió plata prestada para volver en tren a Louisville. Quiso hacerse profesional de inmediato y tras una larga charla, fue Joe Martin quien logró convencerlo que debía controlar su miedo -un miedo a los aviones que le duró para siempre- y viajar a Roma. Y finalmente lo hizo.

Cuando regresó como campeón olímpico, leyó un poema ante los periodistas ("Cómo Cassius conquistó Roma") y -tal vez sin darse cuenta-, comenzó a construir una leyenda.

La leyenda de Cassius Marcellus Clay, luego Muhammad Ali.

El Más grande.

Carlos Irusta Carlos Irusta es uno de los periodistas de boxeo más reconocidos de la Argentina. Actualmente, conduce en radio el programa Ring Side en el Aire los domingos por la noche en AM 910, La Red, y en TV es una de las voces de Noche de Combates por ESPN. Además dirige la revista Ring Side. Fue prosecretario de redacción de la revista El Gráfico. Para seguirlo en Twitter: @carlosirusta Consulta su archivo de columnas.

 

Fuente: www.espn.com.ar/news/story/_/id/2277531/como-cassius-descubrio-el-boxeo